En 1991 la Ley Evin (curisoso nombre, e- como Internet y VIN como vino) arrancó en el país vecino toda la problemática que actualmente vivimos de prohibición expresa de publicidad de bebidas alcohólicas. En aquel momento no se contempló Internet como soporte de comunicación por lo que la presencia y venta de bebidas alcohólicas evolucionó en Internet de forma diferente a como lo hizo en otros soportes como TV, Prensa etc. La situación en España es similar a la que acabamos de describir.
Una revisión actual de esta Ley Evin pretende aplicar los mismos parámetros que afectan a la prensa y tv, a las comunicaciones por Internet. Si así fuera, entraríamos en una espiral de desaceleración y censura en las comunicaciones de vino que afectaría muy especialmente a los pequeños bodegueros, enotecas etc. que utilizan el canal Internet como su principal medio de comunicación y venta con sus clientes.
Con este motivo el mundo del vino francés se lanzó a la “rue” el pasado día 30. Como somos gente tranquila, su principal manifestación fue vendar o amortajar, no lo sé, los carteles indicadores de muchas de las grandes ciudades vinculadas al vino. Así amanecieron Saint Emilion, Sauternes, muchos pueblos de Alsacia etc. Por su parte los creadores de blogs vinculados al vino, linkaron su página principal a una pantalla en la que podía leerse algo así como “Este es el futuro del vino en Francia” y te conducía a una pantalla totalmente negra, buena metáfora de futuro. Si esto llega ahora a Francia, ¿Cuánto tiempo tardará en llegar la filoxera prohibitiva a nuestro país?
Demonizar el consumo de vino y acusar al mundo del vino de ser uno de los principales culpables de los accidentes de tráfico, de las litronas de los jóvenes y otros muchos males de la sociedad es tan poco parcial como prohibir la publicidad de la sal por que los infartos afectan en gran medida a los hipertensos. Pienso que la administración debiera luchar contra el alcoholismo, contra la irresponsabilidad de ciertos conductores, contra la incultura sensorial y cultural de los jóvenes que les lleva al consumo irresponsable pero esta carrera no puede hacerse a costa de la libertad de quienes nos acercamos al vino desde la cultura, la responsabilidad y la moderación... y mucho menos hacerse a costa del trabajo y el esfuerzo de un sector que genera múltiples puestos de trabajo y gran riqueza para las zonas en que se desarrolla.
Cada vez más creo que el Enoturismo tiene que jugar un papel activo en esta lucha, sumando sinergias para revertir una situación que puede dar un golpe muy duro a la parte más frágil del sistema. ¿Cómo? Colaborando en la educación sensorial de los niños y jóvenes y presentando el mundo del vino desde el punto de vista del patrimonio, la cultura, la gastronomía etc. Es un pequeño grano de arena pero suma.
Hoy yo también me siento francesa y digo "No a la censura en Internet".
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