septiembre 20, 2011

Viticultores con mucho carácter

¿Qué os parece si seguimos con el tema de cooperativas y enoturismo? Me ha gustado mucho, el “raro” ejemplo de cooperativa que nos ha indicado Eduardo Serrano en los comentarios de un post anterior, y sobre la cooperativa AECOVI.

Yo os quería aportar también algunos datos en este sentido. Me parecen muy válidas iniciativas como las agrotiendas que muchas cooperativas están desarrollando como vía de comercialización directa de los productos de sus asociados y del territorio en general. Hay muchísimos ejemplos. Yo conozco especialmente los de Catalunya pero también en Andalucía , Asturias, Galicia etc. ¿De qué forma se están beneficiando estas agrotiendas de su comercialización a través del canal turismo? Me parece que de forma muy limitada aún.

Este verano me ha tocado trabajar un poco y disfrutar mucho, del enoturismo en el Sur de Francia. Y me he encontrado algunos buenos ejemplos. Ya compartimos el tema de la Cooperativa de Bélesta transformada en un precioso hotel de vino, Riberach, aunque actualmente en manos privadas, al margen de los viticultores de la zona. Os invito a conocer otra cooperativa que me gustó especialmente.

Entrad por favor en esta Web y echadle una ojeada rápida. Me encanta esta cooperativa. Entro en su casa virtual y los viticultores me salen a recibir, vestidos como trabajan, con las manos abiertas, unos, en gesto de amistad, otros, mostrando timidez, cruzados de brazos, jóvenes, viejos... Me trasmiten sinceridad y orgullo del producto que elaboran y enseguida quiero saber más de ellos.

Me gusta también el nombre de su web que podríamos traducir como “Viticultores con carácter”
y que en otro menú ellos definen contándonos su historia, su filosofía y su “savoir faire”, su forma de entender su trabajo. Me gustan sus iniciativas en el mundo del enoturismo: una cooperativa de viticultores y mucho más que una visita a la bodega, una fuerte apuesta por el enoturismo con un restaurante, una agrotienda con un espacio de 500 metros dedicado a cata y zona relax y una zona habilitada para eventos con todos los adelantos técnicos. ¿Soy yo o esta web y esta cooperativa huelen a tierra, a orgullo de producto, a la calidad de lo sencillo, a autenticidad…?

Lo vuelvo a escribir. Las cooperativas tienen muchas historias que contar en el enoturismo y queremos saberlas. ¡Fuera complejos!

(c) Alicia Estrada, 2011.

septiembre 12, 2011

Cariño, ¿Te vienes de enoturismo a COVIJÚN?

Cooperativas y enoturismo, este es el tema que comenzamos a revisar en el post anterior y sobre el que me gustaría seguir conversando con vosotros.

Hay algunas cosillas que no me gustan mucho de las cooperativas, y me refiero ahora, cuando pienso en su vinculación con el mundo turismo. Revisaré algunas muy sencillas.

1. ¡Los nombres! Esos nombres duros que quizás sirvan para amparar embotelladoras de vino pero que son la antilujuria del turismo. Nombres que a menudo empiezan por COOP, COVI, COOPVI o un santoral repleto de Vírgenes… me parecen muy bien como sedes sociales de empresas, pero si salimos al mundo del turismo, creo que hay envolverse con alguna marca más seductora o arroparse con algún otro elemento o declinación de la marca, que aporte calor y “humanice” esos nombres. Qué os parecería por ejemplo -y me lo invento- si la cooperativa COVIJUN de Junquera de Olmillos, en lugar de hacer enoturismo con la marca de su embotelladora lo hiciera con la marca "Viticultores de Junquera" ¿Mucho más bonito, no?

2. En segundo lugar, el carácter anónimo de las cooperativas. ¿Os habéis fijado que la gente del vino presume siempre –y con razón- de familia, de pasado, de orígenes? Nuestro enoturismo, como ocurre en todo el viejo mundo se fundamente en la tradición y aún en los casos de modernidad, la vanguardia siempre se presenta en fusión con el pasado. ¿Dónde están las personas en las cooperativas? Revisad alguna web de cooperativas y decidme si ando errada. Iros a páginas de bodegas y estaréis conmigo en que resulta muy habitual toparse con las fotos de familia, con el retrato del bodeguero, del fundador de la bodega etc.

En mi opinión, que una cooperativa aglutine a un conjunto de viticultores no quiere decir que la cooperativa no esté conformada por personas con nombres y apellidos, por abuelos, padres, hijos que trabajando junto a sus vecinos han logrado durante generaciones sacar adelante a sus familias y dar vida a su pueblo. ¡Y éstas son las historias que yo quiero que me cuenten, y como yo, los visitantes de la cooperativa! Y sí, estoy interesada por saber de sus últimas inversiones pero mucho más, por conocer cómo fundaron su cooperativa, quién les apoyó, qué papel juegan en la vida social de su comarca, quiénes trabajan allí, a qué se dedican, qué cocinan los días de fiesta mayor…

¡Muchas historias que contar pero que rara vez los cooperativistas cuentan! Y por cierto, muchas vidas sobre las que poder contar historias y diseñar productos enoturísticos diferenciales. Entiendo que hay grandes cooperativas muy centradas en el producto y que elaboran magníficos vinos. No me refiero tanto a estas empresas, cuando hablo de este tipo de enoturismo, sino a esas cooperativas de muchos pueblos que aún dependen en gran medida de la venta directa y a las que atraer visitantes a la bodega común, les aportaría nuevos compradores y unas partidas extras para sus presupuestos, vinculadas a visitas y actividades en la bodega.

Y hablando de contar historias, no creáis que es una ventolera de viajera romántica que me ha dado a mí. El “Storytelling”, comunicar a las personas más que a los consumidores, comunicar desde dentro, desde el corazón, contar historias, nuestras historias… forma parte de las acciones de marketing de un plan de enoturismo. En un sector como el nuestro, el “Storytelling” forma parte también del diseño de los productos enoturísticos, productos que no debemos levantar –al menos no totalmente- sobre nuestro vino, marcas, instalaciones, inversiones, instalaciones…., y en el que las personas y los elementos emocionales, experienciales, vivenciales… deben conformar, en mi opinión, la base del desarrollo enoturístico.

Y hablando de “Storytelling” os dejo un vídeo de Joantxo Llantada, un profesional del turismo a quien admiro mucho. ¡Seguro que su historia os va a gustar! http://www.slideshare.net/Joantxo/fiturtech-storytelling-2010


Saludos. Hablamos pronto.

(c) Alicia Estrada, 2011.

septiembre 05, 2011

Cooperativas y enoturismo sin complejos

Riberach es un hotel de vino situado en Bélesta, un pequeñísimo pueblo de poco más de un centenar de almas, cercano a Perpignan y ubicado en el Rosellón francés. Riberach es un establecimiento de alto perfil, que combina alojamiento, gastronomía de territorio y actividades de enoturismo. Cuanta también con una bodega propia en la que se elaboran unos vinos muy aceptables y entre los que destacaría muy especialmente, unas viejas garnachas.

Pero Riberach no es sólo un hotel de vino que recomendaría sin dudarlo a los amantes del enoturismo, es mucho más. Riberach se levanta sobre los muros de la antigua cooperativa de Bélesta, se esconde tras la fachada de la que fue, la casa de los viticultores de este pequeño pueblo. Y esto es lo que me ha gustado especialmente de este hotel. No sólo es servicio, preciosas habitaciones o una piscina ecológica que me enamoró. Es la sensibilidad de los propietarios que trasciende incluso a la arquitectura y que ha recuperado lo que muchos calificarían de “viejo edificio”, como patrimonio cultural, social y vivencial del pueblo de Bélesta.

Os invito a ver la galería de fotografías del hotel, en la que se puede ver muy bien la recuperación de una fachada que os resultará a muchos muy familiar, las habitaciones construidas aprovechando las paredes de los depósitos de cemento y los mil detalles que nos hacen recordar el pasado histórico de este edificio.

Sé que realizar obras como ésta no es una labor fácil. Me parece sin embargo que en los territorios de vino no hay siempre una optimización del patrimonio de la viña y el vino. A veces creemos que esto o aquello vale poco y nos enfrascamos sin embargo en obras costosísimas, en lugar de mirar hacia dentro. Me refiero a que para crear nuestros productos enoturísticos se nos olvida a menudo, nuestro patrimonio natural, como por ejemplo las construcciones líticas, de terrazas, bancales, senderos etc.; nuestro patrimonio cultural como los útiles del abuelo del viticultor o el uso de las damajuanas para oxidar el vino por poner un ejemplo; elementos tan sencillos como la propia toponimia de las viñas, la lengua propia de los viticultores de cada zona, las romerías, el folklore etc.

Y llegado a este punto ¿qué me decís de la historia que puede contar una cooperativa? ¿Cuántos de estos edificios se extienden por toda nuestra geografía? Me da igual que sean construcciones sencillas o firmadas por grandes arquitectos, ¿qué están aportando las cooperativas al enoturismo en nuestro país? Yo creo que en general, poco y creo también que podrían tener un papel muy activo, que empieza por entrar en el enoturismo sin ningún complejo y con la seguridad de que tienen muchos elementos vivenciales, históricos, culturales, sociales etc. para contarnos y para lograr un buen posicionamiento turístico.

Si os parece podemos seguir hablando estos días de cooperativas y enoturismo. Vuestras aportaciones al respecto serán muy bien recibidas.

(c) Alicia Estrada, 2011.
(c) Alicia Estrada