septiembre 29, 2009

El enoturismo en Hosteltur

Nada nuevo en el artículo que Hosteltur dedica hoy al Enoturismo pero la constatación de que empezamos a tener espacios habituales en la prensa turística siempre es un buen indicio de que el Enoturismo es una realidad y no sólo una brillante promesa para el mundo del vino.

En el artículo, algunas cifras destacables. Ya no se habla de un millón de enoturistas en nuestro país. Leemos ya la cifra de millón y medio (¡Dios les oiga! –como decía mi abuela-). 20.000 visitantes más en Valladolid el año 2008 gracias al turismo del vino y unos ingresos de 20 millones de euros. Seguimos con un gasto medio diario alto, unos 100 euros día por enoturista que teniendo además en cuenta que las visitas siguen siendo en gran medida en familia y con hijos, no está nada mal .

Hablando de familias ¿Para cuando incluir a los niños de una forma activa en las visitas a bodegas? Sigo pensando que hay un nicho importante que podría crear un valor diferencial para muchas bodegas con producto muy neutro.

Sigo leyendo en el artículo de Hosteltur, constancia de la utilización de hoteles de 3 y 4 estrellas para hacer Enoturismo. ¿Verdaderos hoteles de vino? De éstos pocos. No tengo para olvidar, como dicen en mi pueblo, una visita reciente a Haro. Un hotel nuevo, en las afueras de la ciudad, correcto hasta la saciedad pero frío, sin alma y sin una nota de taninos que apuntara a que nos alojábamos en una de las grandes cunas del vino. Sigo pensando que el Enoturismo, como escribía hablando del éxito de Napa y Sonoma, es cosa de muchos actores, incluyendo a la población local pero también a los distintos agentes en contacto con los visitantes, y entre ellos a los hoteleros. Dinamizar los destinos e implicar a todos los actores creo que es uno de los deberes pendientes de casi todas las administraciones.

En mitad de tanta crisis de turismo, de tanta bajada de cifras, de tanto cierre de agencias... leer buenas noticias sobre Enoturismo sigue siendo una nota de esperanza para animarnos a seguir trabajando en esta línea.

(c) Alicia Estrada, 2009

septiembre 27, 2009

"La Coopetencia"

Volviendo al tema del post anterior sobre la necesidad de trabajar conjuntamente en temas de enoturismo, incluyendo a la competencia, me ha gustado un apunte que me ha hecho Eduardo Serrano, el Director técnico del Congreso de Enoturismo de Barbastro /, que a este trabajo conjunto entre una empresa y sus competidores, le denomina Coopetencia, un buen término para definir la cooperación entre rivales que sin embargo, aúnan fuerzas para conseguir objetivos comunes.

Revisando papelotes este fin de semana me he topado con un estudio realizado hace un par de años por un organismo de la administración española, cuyo objetivo era buscar elementos de mejora para nuestro sistema, revisando modelos de éxito de otros territorios enoturísticos. En este estudio se condensan a modo de decálogo, los puntos que resumen el exitoso modelo de Napa y Sonoma, en California.

Entre otros puntos se habla de: Una masa crítica de bodegas, identificación clara de las motivaciones de los clientes, trabajo de grupo, refuerzo mutuo de sectores, compartir conocimientos, potenciar productos locales a pesar del precio, primando la calidad, cooperación en estrategias comunes etc.

Una vez leído el estudio, lo primero que viene a la cabeza es que el desarrollo de esta zona no hubiera sido posible sin la implicación y colaboración conjunta de todos los agentes de la zona, incluyendo la población local y no sólo los actores del vino o el turismo.

Se recalcaba en el estudio que el modelo de desarrollo de enoturismo californiano no es un modelo de iniciativas aisladas si no de coordinación de agentes, públicos, privados, turísticos, del sector vitivinícola etc. De esta forma, una bodega no ve en su vecina su competidora, sino su partner en tanto que le permite al territorio, adquirir esa masa crítica que atrae a los enoturistas al facilitarles visitar 2 ó 3 bodegas sin necesidad de cubrir grandes distancias. En nuestros destinos, teniendo en cuenta que la mayor parte de nuestras bodegas no son "parques temáticos del vino", como muchas de las americanas, habría que sumar otros recursos vinculados al vino como bares de copas, restaurantes, enotecas, especios de interpretación del vino o el viñedo etc.

Evidentemente el modelo americano no es traspasable tal cual a nuestros territorios y habría que hacer muchas matizaciones pero el concepto marketiniano de masa crítico llevado al destino enoturístico, puede ser un buen punto de reflexión para hacernos conscientes de que solos, no lograremos constituirnos nunca como territorio enoturístico y el éxito de nuestra aventura empresarial, personal o política, será mucho más difícil.

(c) Alicia Estrada, 2009

septiembre 24, 2009

Enoturismo: una carrera en grupo

En el mundo del turismo sabemos que nuestro trabajo depende en gran medida de las relaciones que establecemos con nuestra competencia y con otros proveedores turísticos de sectores complementarios. Os pondré un ejemplo un poco largo pero espero que ilustrativo.

Cuando un destino pasa a incorporarse al portfolio de productos turísticos convencionales, habitualmente ha habido un acuerdo previa entre un hotelero que ha encontrado una propiedad sobre la que levantar un proyecto, una línea aérea que ha decidido abrir una ruta a ese destino y un touroperador que ha firmado un acuerdo con el hotelero y con la compañía aérea para comercializar los paquetes turísticos.

Todos ellos además han llegado a un acuerdo previo de colaboración con las autoridades turísticas de ese destino para habilitar, si no existían, las infraestructuras mínimas necesarias para acoger turismo (mejora del aeropuerto, estructura mínima de asistencia sanitaria, policía en la zona...). Además, se han establecido acuerdos con empresas locales para la acogida de los visitantes en el destino y para programar salidas y excursiones que complementen la estancia. Por supuesto sabemos que la empresa de receptivo no podría ofrecer el servicio requerido si no contara con guías y personal de acogida. Por lo que es muy previsible que la administración local se haya ocupado previamente de abrir vías de formación para jóvenes de la zona etc.

Cuando yo monto un hotel en ese destino, normalmente querré que otros competidores se establezcan cerca. Las demandas de los visitantes harán crecer la oferta de bares, restaurantes, comercios etc. es decir de animación. Los flujos de visitantes además serán para mi hotel una garantía de que la línea aérea seguirá operando la ruta, porque la cantidad de huéspedes que acoge el destino, le asegurará una ocupación media aceptable.

Evidentemente el ejemplo no es traspasable tal cual al mundo del enoturismo pero la moraleja, creo que sí. Hay que unir fuerzas si queremos obtener resultados en el mundo del enoturismo. No hay una bodega (Salvo tres en este país) que constituya por sí misma un atractivo tan potente que los visitantes acepten un desplazamiento únicamente por conocerla. Casi todos los bodegueros van a aceptar que su oferta se complemente en el territorio con restaurantes, bares de vinos, comercios, espacios de vino... pero qué pasa con la competencia.

¿Un bodeguero necesita que otras bodegas próximas tengan también oferta de enoturismo? Por supuesto que . Nuestra bodega será adecuada para determinado perfil de clientes y necesidades pero nos conviene que en el territorio haya variedad de oferta y de tipología de producto. Que un enoturista venga al territorio y vuelva a su destino con las expectativas cumplidas, tiene connotaciones positivas para todos, aunque sea a nivel de valoración de la DO. Pongo dos ejemplos.

  • Un grupo de madrileños puede llegar al Penedés y necesitar la bodega A por que yo (Bodega B) no tengo capacidad para organizar un evento como el que requieren, pero me interesará mucho que haya una bodega en el territorio que pueda acogerlos (y no se vayan a Priorat o Montsant...) y que además haga bien su trabajo, para que cuando los madrileños vuelvan a casa y busquen en el supermercado o en la tienda especializada un vino del Penedés, se topen con mi vino y lo compren, poorque yo tengo un canal de distribución en Madrid pero mi vecino sólo trabaja con restauradores locales.
  • En muchas ocasiones nos quejamos de que los viajeros vienen a nuestra DO y no pernoctan y apenas consumen. ¿Qué tal si facilitamos que un receptivo local monte producto con 4 ó 5 bodegas complementarias, un hotel, algún restaurante, alguna actividad extra etc.? Un enoturista podría visitar una bodega familiar tradicional, una bodega que apueste por la biodinámica, una gran bodega industrial y una bodega donde la joya es el viñedo por ejemplo. Una buena excusa para consumir y disfrutar de 2 ó 3 días en el territorio.
Son sólo dos ejemplos de que trabajando juntos es más fácil avanzar, pero la lista podría ser muy, muy larga.


(c) Alicia Estrada, 2009.

septiembre 18, 2009

VINOTURISMO, blog del día

Escribir un blog, es compartir una copa de vino cada noche con todos vosotros. El blog pinta a buen seguro, el ritmo de mi vida. Escritos apresurados cuando apremia el trabajo, conversaciones más pausadas cuando recupero el ritmo, a veces silencios prolongados, pero siempre respuestas de amigos que se cuelan por la ventana de los comentarios y mucho más a menudo por los buzones digitales. Sí, me gustan estos diálogos por que huelen a proximidad y saben a vino.

Escribir un blog no es difícil cuando haces un camino en el que te sientes acompañado, cuando compartes, cuando aprendes, cuando alguien que tan sólo te conoce por que lee tus escritos, confía en ti para un trabajo o cuando haces amigos a través de estas páginas.

Sí. Estoy contenta de haber empezado a escribir este blog, ahora justo hace un año. Y estoy contenta porque hoy día 19 de septiembre a VINOTURISMO le han reconocido con el premio Blogdeldia lo cual, para un pequeño blog, siempre es una recompensa emocional, añadida al de vuestra complicidad.

Es un bonito camino éste del vino y la amistad. ¡Os invito a subiros al tren!





(C) Alicia Estrada, 2009

septiembre 17, 2009

Comercialización on line, bodegas y agencias receptivas

Leía ayer un artículo sobre una plataforma de comercialización desarrollada por Segittur que permitirá a proveedores de servicios turísticos comercializar directamente sus productos a clientes finales. La contratación del servicio en la plataforma no puede ser individual, si no amparada en un organismo de turismo local, autonómico, provincial etc.

Leía en la misma noticia que Turismo de Tenerife será el primer organismo de promoción que equiparará su web con la referida plataforma y que enseguida será instalada en la web de La Rioja, facilitando las reservas de visitas a bodegas.

La plataforma permitirá que proveedores de hoteles, parques temáticos, guías, agencias receptivas y supongo que bodegas, puedan cargar sus productos e inventarios y gestionarlos directamente. Se trata pues de poner en manos de los proveedores y de los intermediarios que generan producto en destino, una herramienta de comercialización y venta. Parece ser que la plataforma también facilitará el B2B, con el fin de que los proveedores puedan hacer negocio con canales de intermediación.

Esto es lo que he podido leer y me ha parecido una buena noticia para nuestro sector y el de la intermediación (en destino), porque al fin y al cabo amparará la presencia de agencias receptivas y facilitará a las pequeñas empresas una vía de promoción y venta de gran difusión.

Creo que las agencias receptivas son las grandes desconocidas del mundo de la comercialización turística. Dejando al margen el sector de los grandes operadores receptivos, especializados en touroperación en zonas de gran tráfico turístico, las agencias receptivas, los incoming, como también los llamamos, juegan un papel clave en el desarrollo turístico de un territorio.

Los receptivos coordinan la oferta dispersa del destino, la hilan con argumentos de continuidad eslabonando productos que benefician a múltiples actores del territorio, desde hoteles, hasta empresas de actividades, enotecas y comercios de proximidad, bodegas, recursos culturales, sedes singulares etc.

Los receptivos generan producto, incluso donde no lo hay. Una colección de recursos no supone la existencia de un producto turístico. Decir que contamos con una ruta del vino, porque sumamos una colección de bodegas, no es tener una ruta del vino, es tener un itinerario trazado sobre un mapa, nada más. Esto es poco vendible.

Si los receptivos hacen una labor importante de cara al turismo individual, ningún territorio que quiera diferenciarse en el mundo de los eventos y los grupos, podrá hacerlo, sin contar con operadores locales especialistas.

Sí, tengo un especial afecto y respeto por el mundo del receptivo, porque he trabajado en ese sector inventando cosas muy divertidas y muy creativas (Recuerdos del Bilbao Guggenheniano y de Rioja Alavesa) y sobre todo porque cuando he contado con un buena agencia local de apoyo, nunca me he encontrado eventos difíciles de organizar, ni destinos pobres en recursos. (Por cierto, no me dan comisión los receptivos).
¿Sería recomendable que desde la administración y los organismos de promoción enoturística se apoyara la figura de las agencias receptivas especializadas y con ellas, la de los guías de enoturismo? Mi voto es rotundo. Sí.


(c) Alicia Estrada, 2009.

septiembre 07, 2009

- Taxi wine Tour (2)

En el anterior post hablábamos del taxi turístico vinculado a enoturismo. Hoy me ha comentado Manuel de Enodestino que ha habido algunas experiencias en este sentido en Somontano. Será interesante conocer más datos y cómo les fue, aunque no me ha parecido por sus comentarios, que fuera una experiencia “époustouflante” como dicen los gabatxos.

Como os comenté, me sorprendió la organización del taxi turístico en Saint Emilion, que se puede coordinar a través de la Oficina de Turismo. El taxi ofrece la posibilidad de recorrer unos 50 chateaux de la zona de Pommerol, Saint Emilion, Fronsac... lo más granado del enoturismo bordalés.

El taxi ofrece una especie de “transfers” entre bodegas, por un precio que me pareció razonable: 25 euros por persona, realizando el transporte entre el origen y dos castillos, en una jornada de 4 horas o 50 euros por persona, visitando cuatro bodegas en una jornada de 8 horas. Por supuesto siempre incluye la ida y la vuelta al punto de partida. El precio ¡si! Es por persona así que muy cómodo para los que viajan sin otra compañía que sus pensamientos.

Creo que lo bueno de este sistema es su visualización a través de la oficina de turismo de St. Emilion. La normativa española no permite la venta directa o la comercialización de productos a través de las oficinas de turismo pero no dice nada respecto al apoyo a este tipo de iniciativas. Dar soporte al taxi turístico desde una oficina de turismo, lo mismo que apoyar el enobus o iniciativas similares que faciliten el transporte entre atractivos enológicos, es en mi opinión, apoyar el destino, apostar por el territorio y beneficiar a todos los agentes, sean bodegueros, espacios museizados, enotecas, restaurantes etc.

Evidentemente se trata de generar flujos de tal modo que el taxista no tenga que esperar sencillamente en la puerta de la bodega mientras su cliente realiza la visita. Hoy en día que la comunicación a través de móvil o emisora, es fácil para este colectivo, apoyar iniciativas como ésta, me parece podrían ayudar a dinamizar visitas de determinados perfiles de turistas, por ejemplo, turistas internacionales, que llegan a destinos próximos en avión.

Eso sí. Al taxista también le tocará hacer algo más que esperar que la oficina de turismo le envíe clientes. Por ejemplo algo de idiomas debieran aprender, aunque sea para una comunicación básica, algo de vinos debieran de aprender, pues en gran medida van a ser también embajadores de su territorio y algo de formas debieran aprender, pues la acogida turística es mucho más que poner en marcha el taxímetro.

(c) Alicia Estrada

septiembre 06, 2009

- Taxi wine Tour (1)

Hacer enoturismo y conducir suelen ser dos actividades que a menudo no se llevan bien. Llegar a una bodega y no rematar la visita con una pequeña degustación, diezma el interés turístico de los aficionados al vino. A este problema se suma muchas veces la dispersión de las bodegas que deseamos visitar y que hace inevitable coger el coche.

En el caso de los grupos, el autobús es una buena medida. Si haces enoturismo en una zona como Rioja es posible acomodarse al horario del enobus, aunque estos autobuses tienen un alcance muy limitado, por capacidad, fechas etc. ¿Qué opción nos queda si queremos catar los vinos de las bodegas visitadas, no coger el coche y además movernos entre bodegas. ¿Un taxi?

La noción de taxi turístico no es nueva. Hace bastantes años tuve ocasión de participar en mi pueblo, Getxo, en Bizkaia, en la creación de este producto. El taxi turístico en Getxo servía para ofrecer una visita guiada por un pueblo de gran dispersión de terreno, a quienes se acercaban a la oficina de turismo. El número de visitantes del pueblo no justificaba salidas regulares con un guía, pero contar con taxistas adheridos al proyecto permitía conciliar los intereses de los viajeros y del ayuntamiento.

Los taxistas se sumaban libremente al proyecto. Recibían una formación práctica sobre cómo realizar la ruta y un número básico de datos sobre la historia y los monumentos del pueblo. Se fijó un tiempo para el recorrido y se estipuló un precio que todos los taxistas debían respetar. El servicio se promocionaba desde la Oficina de turismo y cuando algún viajero lo solicitaba, la oficina simplemente iba llamando alternativamente a los taxistas adheridos.

A mi la solución me parece sencilla y fácil de implementar, y creo que traspasable al mundo del vino, incluso más fácilmente que en el entorno de una visita a una población, por que aquí no se trata de que el taxista actúe de guía, simplemente se trata de que haya una organización conjunta con las bodegas o la oficina de turismo, para ofrecer el servicio.

Estas vacaciones, le comentaba el proyecto a una persona responsable de la dinamización enoturística de una ruta. Enseguida me mostró todas las precauciones del mundo sobre mi afirmación. “No conozco a nadie que lo haga” –me dijo-, “Lo hacen en Saint Emilion, le contesté“. Es difícil pensar que los bordaleses saben poco de enoturismo. Así que, mi siguiente paso fue contarle al amigo cómo se organiza el enotaxi en Saint Emilion. En el próximo post lo compartimos, si os parece.
Espero que todos hayáis tenido unas vacaciones excelentes y que la vendimia venga muy bien. Ya estoy integrada en la vorágine, así que nos seguimos viendo por aquí.


(c) Alicia Estrada, 2009.
(c) Alicia Estrada