Comparar datos de enoturismo, ésta es sin duda la inspiración
que te llega tan pronto cae en tus manos el informe de enoturismo de cualquier
territorio como Burdeos o Mendoza. Reconozco mi debilidad por rebuscar inmediatamente el dato de gasto
turístico o el ratio de excursionistas vs enoturistas.
Hace unas semanas tuve la ocasión de revisar el informe
anual de la Industria turística de Napa Valley (no hay referencias al
enoturismo. Como en la mili, esto se supone). Voy a entresacar algunas de las
frases que más me llamaron la atención. El impacto me llegó por doble motivo:
por lo inhabituales que son en nuestro enoturismo y en segundo lugar por comulgar
con ellas de cabo a rabo.
·
En 2018, el Valle de Napa dio la bienvenida a 3,85 millones de
visitantes, que gastaron 2230 millones de dólares y proporcionaron 85,1
millones de dólares en desgravación fiscal a los residentes del Valle.
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Casi el 70% de los 2230 millones de dólares generados, lo fueron
por los huéspedes alojados en los hoteles, quienes gastaron una media de 446
dólares por persona y día. Se enumera a continuación el tipo de impuestos que
estos huéspedes dejaron en el Valle incluida lo que podríamos llamar la tasa
turística (TOT) que se paga en el hotel.
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La industria de turismo (Léase "enoturismo") es el
segundo empleador en el condado de Napa,
después de la industria del vino, dando trabajo a 15.872 personas en la comunidad, con una nómina total de 492 millones de dólares anuales, lo que
les permite mantener a sus familias. (Vino por un lado y turismo por otro.
Bonita reflexión para alguna bodega)
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La industria del turismo (Léase "enoturismo")
proporciona un impacto significativo en la economía del Valle de Napa, al mismo
tiempo que apoya las iniciativas locales
esenciales para el bienestar de nuestra comunidad. "La saludable y
vibrante industria turística de Napa, contribuye a la calidad de vida que
tenemos la suerte de disfrutar los residentes de este territorio"
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A continuación encontrará una lista de los ingresos por
impuestos de ocupación hotelera generados en cada jurisdicción del condado:
American Canyon, más de 1,5 millones de dólares; ciudad de Napa: más de 21,6
millones etc.
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El turismo permite al gobierno local invertir en servicios y
programas que benefician a todos los residentes, incluyendo mejora de infraestructuras, servicios cívicos
y seguridad pública. Además el turismo crea demanda de una diversa gama de
bienes, servicios y programas culturales que están disponibles tanto para los
residentes como para los visitantes.
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Un 1% de la TOT (similar a tasa turística que se paga en el
hotel) se ha dedicado a un fondo especial
para la construcción de viviendas sociales. Aproximadamente 5 millones
de dólares serán recolectados anualmente para favorecer el desarrollo futuro de
viviendas para residentes.
Creo
que podríamos estar hablando horas enteras de estos comentarios en un informe
sobre el enoturismo en Napa Valley. A mí, me gustaría ver cosas similares en
los informes de las Rutas del vino o de los territorios de vino.
Me
gustaría además que estos informes fueran permeables a la sociedad,
especialmente a toda esa gente que ve en el enoturismo y el vino, solo la
demonización del consumo de alcohol.
Me
gustaría que estos informes llegaran a ciertos grupos del mundo del vino que
ven en el enoturismo una suerte de plaga del siglo XXI. Lo que no quiere decir
que los profesionales del enoturismo, nos olvidemos de la capacidad de carga de
los territorios y de los valores ancestrales del vino, en los que en gran medida
debemos fundamentar nuestro futuro.
Me
gustaría que los datos sobre hoteles especialmente y la relación entre
visitantes que pernoctan en el territorio y desarrollo local, los leyeran
aquellos grupos que bajo un romanticismo a buen seguro, entendible, defienden
el aislamiento de las comarcas de vino, su asidero a tradiciones ancestrales
que permiten la existencia de hostales o casas rurales pero ven la hotelería más convencional como inicio de la pérdida del paraíso.
Vuelvo
a insistir que no todo vale en turismo
rural o enoturismo. No queremos masas, pero sí queremos que los jóvenes que se
dediquen al mundo del vino u otra cosa, puedan seguir viviendo en su casa.
Queremos que los viejos tengan hospitales, sanidad, cuidados. Queremos que el
territorio mantenga su identidad pero no por aislamiento, sino por
convencimiento, y a buen seguro que desde el enoturismo encontraremos
visitantes dispuestos a pagar por vivir su experiencia personal dentro de un
territorio agrario y de vino, que huele a verdad, que sabe a hospitalidad y que
siente sus tradiciones proyectándolas hacia el futuro de una manera sostenible
y natural.
Después
de leer esto, yo me siento orgullosa de trabajar en enoturismo y aportar mi granito de arena en el mantenimiento y desarrollo de una manera
maravillosa de vivir.
(C)
Alicia Estrada. 2019.