
Muchas veces cuando digo esta frase obtengo la misma respuesta: “Somos cuatro gatos, tenemos poco que contar…” o algo similar. Para contar una historia no hace falta tener una saga familiar enológica que se remonte a la Edad Media o contar con un castillo bodega donde ya se quitaba la sed el propio Cid. Podríamos decir lo mismo de historias que apuntan innovación, grandes arquitectos o proyectos emblemáticos. No, buenas historias se pueden encontrar en cualquier parte.
¿En qué valores sociales y de sostenibilidad pienso? Hay muchos
pero podría destacar algunos. ¡A ver qué os parecen!
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Bodegas que constituyen la única o principal fuente de empleo en un pueblo pequeño,
su única vía para evitar la despoblación
e incluso para atraer inversores hacia la comarca. (Pienso en Toro por ejemplo,
por no citar Priorato)
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Bodegas y mundo del vino y la viña que son la
única salida de empleo para los jóvenes de
ciertos territorios: jóvenes enólogos, bodegueros, guías de enoturismo,
hosteleros, empresas de actividades…
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Mundo vino, viña, enoturismo… que son fuente de
empleo para mujeres rurales.
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Enoturismo como principal medio de generar
turismo hacia determinadas zonas
perdidas a las que ponemos nombre gracias a una bodega, a un gran vino, a una
ruta o similar… Enoturismo que además multiplica impactos hacia los negocios
locales.
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Viñas y
bodegas que soportan el impacto urbanístico y que constituyen verdaderos pulmones verdes cerca de zonas
industriales o urbanas. (Pienso en la viña del Penedès, sorteando espacios entre
polígonos industriales)
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Mundo vino y mundo enoturismo preservando una cultura ancestral, patrimonio, rasgos
culturales… que en la visita de cada enoturista reviven, se actualizan y se
ligan a esa responsabilidad generacional de legar a nuestros hijos, el pasado recibido
de nuestros ancestros.
Podría seguir muchas páginas escribiendo de estos valores
del enoturismo. Sólo espero que sea un incentivo para que las bodegas grandes o
pequeñas se acuerden en sus experiencias de contarnos no tanto de depósitos de
inox, y más sobre las personas, sobre su comarca, sobre los viejos que
trabajaron allí y los jóvenes que llegan, sobre las mujeres a las que dan
empleo o sobre las personas con discapacidades que tienen integrados en el
trabajo.
Gracias a todas las personas que en mis visitas de
enoturismo me emocionaron compartiendo historias pequeñas que resultaron inolvidables,
únicas y para mi, muy grandes.
(c) Alicia Estrada. Vinoturismo@gmail.com