El fin de semana pasado tuve ocasión de disfrutar en Vilafranca del VIJAZZ , un acontecimiento festivo y participativo en donde en un ambiente de música y jazz, tuvimos ocasión de catar múltiples vinos, participar incluso en una cata de copas muy interesante con Riedel, disfrutar en una cata de xarel.los, hablar con algunos viticultores presentes en la feria, visitar bodegas y por supuesto emocionarnos con la música de Paquito de Rivera o Chano Domínguez.
No conozco muy bien la organización de este evento que sé está liderado por la ACADEMIA TASTAVINS DEL PENEDES y que cuenta con un importante patrocinio de Caixa Penedés, así como la participación de diferentes entes vinculados a la administración como el INSTITUTO DEL CAVA, Ajuntament de Vilafranca, el Incavi etc. Lo que sí puedo afirmar es que no tiene que ser un acto sencillo de organizar, ni por supuesto barato.
Reconozco el gran mérito de actos similares pero echo en falta dos cosas. En primer lugar actos promovidos por los propios viticultores o bodegueros y en segundo lugar, echo en falta más actos y especialmente actos sencillos como una salida por los viñedos acompañada de alguna parada musical o una amenización festiva, una marcha familiar en bicicleta por los viñedos con una sencilla barbacoa al finalizar el acto; puertas abiertas en las bodegas de un territorio con áreas en el viñedo para el pic-nic familiar... ¿Cuánto cuesta esto? Económicamente poco, pero exige entusiasma en los bodegueros y cohesión entre ellos y esto sí que es difícil. Reconozco también que la legislación de nuestro país no siempre simplifica la celebración de estos actos pues a veces la burocracia resulta tan compleja que lleva al desánimo.
En este estado de cosas, el sector vitivinícola no puede sentarse y esperar que vengan las subvenciones por un lado o que por otro, gran parte de las iniciativas correspondan a la administración (o sólo a las grandes bodegas). Hay que mojarse, hay que unirse al vecino para organizar eventos conjuntos, hay que invertir algunos fines de semana en recibir y animar a los viajeros a visitar el viñedo, la bodega y el territorio, hay que innovar y como no es tiempo de vacas gordas, la innovación no puede pasar por la aportación de fondos sin límite. En tiempo de crisis sólo hay dos soluciones: trabajo y trabajo duro, eso sí, con mucha imaginación.
(c) Alicia Estrada, 2009
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