¿Cómo se gastan los enoturistas sus euros en los territorios de vino? Como decíamos en el post anterior , los enoturistas dedican por término medio 333 € para sufragar los gastos, los 2.62 días de media, que dura su escapada enoturística. Las dos partidas principales del gasto se las reparte el alojamiento, al que dedican 119 € y la restauración en la que gastan 116 €. En visitas turísticas invierten 16 € en entradas, catas etc. en bodegas y 9 € en visitas a museos. Viendo estas cifras me vienen a la cabeza varias reflexiones.
Los hoteles deben adorar a los viajeros del vino. Teniendo en cuenta que la pernoctación media es de 1.31 noches, hay que pensar que nuestros enoturistas pagan el alojamiento a 91 € por noche. ¡Ya les gustaría a algunos hoteles de ciudad tener estas medias! A mi esta cifra no me cuadra, puesto que mayoritariamente están durmiendo en doble y ¿pagando 182 euros la noche? Es imposible, salvo que abunden las medias pensiones o gastos encubiertos bajo el concepto de hotelería, como spas por ejemplo, catas etc.
¿Qué pasa con las casas rurales en los enodestinos? Hay que pensar que están haciendo su promoción al margen de las Rutas del vino o bien que no están comunicando de forma correcta su pertenencia a estos territorios o ¿qué? máxime teniendo en cuenta el número de gente que viaja en grupo para hacer enoturismo (El 41% del total de enoturistas viaja en grupos de más de 6 personas).
Tema restauración. Las partidas son más pequeñas que en hostelería pero no despreciables. Creo que es una magnífica oportunidad que los restaurantes, bares etc. de territorios enoturísticos debieran maximizar, aunque hacerlo implica ganar en profesionalidad, formación específica, conocimiento del territorio, compromisos con etiquetas de calidad, productos de proximidad etc.
Respecto al gasto en bodegas, 6.10 € de media al día, no sé realmente si es mucho o poco. Yo diría que poco y que se debe limitar mayoritariamente al coste de la visita. Estas partidas dan poco juego para catas más allá de las típicas degustaciones (que no catas) con que se suelen rematar los recorridos en las bodegas. Yo siempre defiendo, aunque esto me cuesta a veces las críticas de la concurrencia, que las visitas a las bodegas hay que cobrarlas siempre y el precio debe estar acorde con la calidad ofrecida. Si una bodega no me cobra nada , deduzco que no me dará casi nada y que además estoy molestando pues se tratará de una bodega de producción exclusivamente y no de una bodega turística , con el agravante de que me sentiré obligado a comprar vino.
En el desglose de gastos aún me quedan partidas. Además del típico “varios” (36 €), falta una clave, las compras de vino, a las que los enoturistas dedican 37 € de media. Desde luego hemos mejorado mucho desde los menos de 10 euros que en el Penedès gastaba un turista en vino en 2007, pero estamos lejos de otros territorios: Alsacia, 90 € con estancias medias de 4 días; Borgoña 75 € con estancias medias de 5 días; Australia 50 € en 3 días y Napa Valley, 90 € en 2.9 días (Todos datos de 2007, Brusis).
¿Qué conclusiones sacáis de estos últimos datos? ¿Hay que vincular enoturismo y venta de vino en las bodegas o son dos conceptos que no deben ligarse?
(c) Alicia Estrada, 2010.
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