febrero 07, 2010

¿Será más fácil enriquecer nuestros productos enoturísticos?

Cuando a regiones, cuando a sacrificios manchas moradas como lluvias caen, el vino abre las puertas con asombro, y en el refugio de los meses vuela su cuerpo de empapadas alas rojas... (Neruda)

Navarra se apunta la primera legislación en España que permitirá la venta directa de la producción del agricultor, directamente al consumidor, una útil herramienta que sin duda contribuirá al verdadero desarrollo rural. Me llega esta noticia vía Carlos Serra de Rutas del aceite.

Iniciativas como ésta existen en muchos países europeos. En Francia e Italia son muy habituales y permiten a las pequeñas y medianas explotaciones desarrollar una actividad complementaria que diversifica sus ingresos. De cara al enoturismo podrían ser iniciativas muy interesantes pues en aquellas comunidades donde la venta directa se apruebe, podremos enriquecer la gama de productos comercializables, conjuntamente con el vino.

En muchas ocasiones, cuando he tenido la oportunidad de dinamizar seminarios de formación con agentes de algunas Rutas de vino, les hemos animado a los profesionales del sector enoturístico a ser creativos con los productos. Les hemos hablado de pic-nics en el viñedo, les hemos hablado de vincular sus vinos en los pic-nics, en las catas, en las degustaciones, en los maridajes... con productos artesanales del territorio como embutidos, panes, quesos etc. Les hemos mostrado iniciativas de otros países como"L'aperitif fermier chez le vigneron" El aperitivo en casa del viticultor, un producto que ofrecen en Francia algunas de los socios de “Bienvenue à la ferme” combinando visitas a su bodega o viñedo, rematadas por una cata o degustación acompañada de productos siempre naturales que ellos o sus vecinos elaboran, como quesos, salchichones, panes, "foies", patés, etc.

Aunque hay soluciones para salvar las dificultades, a menudo nos encontramos con la misma traba al proponer actividades de este tipo a los viticultores y bodegueros: la legislación, normativas excesivamente celosas que imponen tal cantidad de restricciones que difícilmente permiten a un productor primario ofrecer sus productos al cliente final.

Evidentemente, cuando aplaudimos iniciativas como las que leemos se están llevando a cabo en Navarra, creemos que no se trata de descuidar la normativa o ser menos proteccionista con los derechos y la seguridad de los consumidores, se trata de adecuar las leyes a las nuevas situaciones y buscar las vías legales que permitan a los artesanos agroalimentarios llegar con más facilidad al cliente final, abriendo nuevos caminos de comercialización para sus productos.

Al final, estos maridajes no sólo son buenos para los propios artesanos y viticultores, lo son especialmente para el territorio pues inciden en elementos muy diferenciadores, patrimoniales y de cultura. Ojalá otras comunidades se sumen a la iniciativa de Navarra.


(c) Alicia Estrada, 2010.

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