Quería compartir con vosotros un escrito que recientemente me pidió Óscar García de Mice in the cloud referente a mi opinión sobre la vinculación del mundo del vino y la celebración de eventos de enoturismo en las bodegas y los territorios de vino.
Creo
firmemente en esta relación y me parece
que muchas bodegas debieran dar el salto
definitivo hacia este sector, hacer apuestas serias por el MICE. Tienen mucho
que ganar. Necesitarán eso sí, formar a su personal y adaptar sus productos al
sector de eventos corporativos.
Pues aquí
tenéis algunas reflexiones al respecto, pensad que mi diálogo estaba dirigido a
profesionales del turismo y mi objetivo es que vean el enoturismo como algo que
va mucho más allá de la cata y la visita a la bodega. Espero que a los profesionales
del enoturismo también os dé ideas para generar productos para el segmento
corporativo.
Sin duda, se
trata de la respuesta más habitual y precisamente en este enfoque, parcialmente
erróneo, radica el principal problema para acercar el enoturismo al mundo de
los eventos de empresa.
El
enoturismo es, en mi opinión, el turismo en torno a la cultura del vino y la
viña. Si nos centramos en el producto vino exclusivamente, corremos el
riesgo de encontrarnos con muchas empresas temerosas de unir su nombre y su
actividad al consumo de alcohol.
Vino y viña
Si enfocamos
hacia la cultura del vino y la viña nos encontraremos un abanico amplísimo de
actividades de enoturismo que van a resultar muy fáciles de vincular con los
intereses y los objetivos de muchas de nuestras empresas clientes. El vino es
familia, es historia, es fiesta, es gastronomía, es dieta mediteránea, es
arquitectura, son pueblos de viticultores... La viña es naturaleza, son suelos,
climas, microclimas, es la vendimia, son paisajes transformados, es la
arquitectura de la piedra seca que labra terrazas, caminos, guardaviñas, es la historia
de la filoxera, muerte y reinvención de un sector.
Y lo más
importante, la cultura del vino son personas, hombres y mujeres que siguen
defendiendo un estilo de vida casi perdido, que con su trabajo mantienen vivo
el sector primario en zonas donde el vino constituye casi el único modo de vida
posible o que en otros casos soportan pacientemente el empuje urbanístico,
personas que mantienen nuestro pasado mirando al futuro.
Sector MICE
Visto así,
el enoturismo se muestra poliédrico. Sólo hace falta ser innovador. Podremos
aplicar el enfoque verde y de la sostenibilidad; el enfoque de la
responsabilidad social de apoyo a un sector primario generador de riqueza en
territorios periféricos o que moderniza y relanza cooperativas; el punto de
vista cultural que aúna en la mesa, vino, fiesta, la gastronomía más creativa
con productos de territorio, kilómetro cero, productos de agricultura
biológica, slow food etc.
Por su
parte, el escenario del viñedo se presta a las actividades en grupo y ofrece
caminos para el senderismo, para las ginkanas más variadas, los deportes de
orientación y naturaleza, el descubrimiento, la historia, el arte etc.
Uno de los
enfoques más desconocidos del enoturismo, muy interesante para el sector MICE,
es sin duda el contacto que propicia entre empresas.
El sector
del vino es tan amplio y variado que fácilmente vamos a poder vincular las
metas y objetivos del evento de nuestro cliente con la historia o la
cultura de alguna bodega. Hay bodegas que nos hablan de desarrollo tecnológico,
de coraje para exportar a todo el mundo, de compromisos con la sostenibilidad,
de apuestas en I+D, de cambios generacionales en empresas familiares, de
tradición y modernidad, de productos innovadores, de vino y proyectos
solidarios etc.
Nos espera
un futuro prometedor, pero antes tenemos que establecer diálogos entre ambos
sectores y aprender; nosotros del mundo del vino y las bodegas del sector
turismo. ¡Divertido, eh!"
(c) Alicia Estrada, 2014.
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