Chequée un poco las necesidades del territorio, hice algunas preguntas, recabé información y puse especialmente mi imaginación a volar para ver vías de trabajo. Tienen un nivel aceptable de desarrollo de producto (todo es mejorable evidentemente), un destino con bastantes posibilidades, actores variados trabajando el enoturismo y la gastronomía…. Pero ¡oh! Venden poco y tienen un gran desconocimiento de las vías de comercialización turística. Hasta ahora seguramente este tema no les preocupaba demasiado a bodegueros y otros actores. Por un lado, cualquier empresario es consciente que el arranque de una nueva vía de negocio significa invertir. Por otro lado, los buenos años de venta de vinos no exigían imperiosamente encontrar fondos con el enoturismo.
Con este planteamiento se nos ocurrió hacer una propuesta encaminada a mejorar la comercialización. En general, las propuestas que nosotros trabajamos en este campo, van más allá de la pura consultoría y el seminario, porque nos movemos precisamente en turismo. No se trata sólo de compartir nuestra experiencia con los profesionales de un territorio sobre qué comercializar y cómo hacerlo, evidentemente por aquí hay que empezar. Se trata también de orientar sobre los distintos actores de la intermediación turística, los on line, los off line, los especialistas, los generalistas, los turísticos, los tecnológicos etc. y finalmente se trata de buscar las vías de acercamiento del territorio con los intermediarios turísticos adecuados a los productos y a las empresas que ese territorio tiene. Es decir, la comercialización de la teoría a la práctica, pasando incluso por acciones tan concretas como la firma de acuerdos con intermediarios turísticos. No hay nada más cercano a la venta.
Muy bien. Nosotros felices presentando proyectos que creemos son innovadores y pueden abrir vías de trabajo reales entre los ENO y los TUR, proyectos que terminen no en un plan de marketing diseñado por una consultoría que jamás se llevará a la práctica, sino en acciones secuenciadas, prácticas y válidas para ambos sectores.
Paso el anteproyecto. Siguiente paso, llamada al cliente. Veo que algo no funciona. Quizás nuestro proyecto sea demasiado ambicioso, quizás nos falte algo, quizás… La realidad era mucho más sencilla. “Para estas cosas del turismo, yo prefiero contar con la escuela de turismo de mi zona. Nos ayudan mucho en este aspecto. Ellos han dado clase a los profesionales del territorio, nos han presentado empresas de intermediación (de la zona, claro) etc.? Preferiría que trabajáramos en algún otro campo”.
Publico esto sin temor a molestar a nadie porque creo que tras una larguísima conversación y algún correo, hemos logrado convencer al amigo de nuestro amigo, que las Escuelas de turismo pueden ayudarnos en otras muchas vías como la formación, los estudios, la transferencia de conocimiento… pero de ahí a pensar que la comercialización, el conocimiento del sector turístico, la segmentación del producto, la búsqueda de actores adecuados para la venta de cada producto… es algo que puede recaer sobre un especialista en formación o un investigador universitario, me parece tan pueril como pensar que un buen vino se puede elaborar año tras año, únicamente con la ayuda de los alumnos de prácticas de la Escuela de Enología de la comarca.
En todo caso, respeto las opinones de todo el mundo pero me he permitido explicar simplemente la mía.
(C) Alicia Estrada, 2010.
Los intercambmios de papeles son habituales en nuestro mundo del enoturismo y supongo que tb en otros, Alicia.
ResponderEliminarIremos aprendiendo. Toni.