¿Qué busca un enoturista en su acercamiento a la bodega? Busca conocimiento, busca compartir experiencias con el profesional del mundo del vino, busca aproximarse al territorio, a la elaboración del producto, busca compartir momentos de amistad con otros apasionados de este mundillo etc. (¡No confundir estas expectativas con los del Turista cultural que llega a la bodega!)
El proyecto “Mis viñas” ofrece en un pack, toda una serie de procesos y servicios que permitirán al enoturista conocer y hacer un seguimiento próximo del proceso de elaboración de un vino, desde el conocimiento de la tierra y la viña hasta que el producto se embotella y finalmente llega a nuestra casa.
Cuando se recibe el pack de “Mis viñas” el enoturista tiene ante sí un kit de bienvenida que de alguna forma materializa toda las experiencias que vivirá en los dos años que dura el regalo. Este kit incluye algo así como “el apadrinamiento” o disfrute de una parcela de viñas en un “chateau”, en un pago: 12, 14 ó 36 pies de terreno. Además en este paquete vienen incluidas informaciones técnicas como calendario de la viña y similares. El enoturista recibe además un tarrito conteniendo una muestra de la tierra que albergará su pequeña viña y un pie de viña para plantar en su casa. El tarro de tierra y la planta son un anticipo de las experiencias que llegarán los próximos meses.
En el kit además de estos elementos, según la modalidad elegida se ofrecen diferentes tipos de jornadas en el territorio. Son jornadas de medio día o de día completo para descubrir el dominio en primavera, para vendimiar en otoño y para recibir un curso de enología en la primavera del año siguiente, en la que el enoturista también aprenderá a hacer su coupage o incluso el proceso de champanización. Estos “stages” profesionales se realizan siempre con el viticultor y el enólogo de la finca.
Todos los kits ofrecen información y una web para hacer un seguimiento personalizado de la evolución de nuestra parcela. La experiencia se remata naturalmente recibiendo en casa diferentes botellas etiquetadas con el nombre del “web-vigneron” que es así como le han llamado al viticultor virtual, del que venimos hablando.
Evidentemente una vez que tienes en la bodega y en la casa a unos invitados apasionados como éstos, se establecen unos lazos firmes entre viticultores y clientes que fácilmente pasan a ser amigos. Comercialmente, estos lazos son fuertes y derivan en una fidelización del cliente que no resulta siempre sencilla de conseguir por otras vías.
El proyecto “Mis viñas” nació en Francia en el año 2005 y en este momento tiene más de 2000 viticultores virtuales que se han sumado a la iniciativa. En España me han comentado que amparado por Ferrán Adrià existe un proyecto similar pero por más que he buscado por internet no he logrado encontrar información. Si alguno de vosotros, puede decirnos algo al respecto, sería estupendo. Sí que he encontrado información sobre un proyecto similar en la bodega Can Feliu en Porreras en la Isla de Mallorca, que ellos llaman Tu crianza
Lo que más me gusta es pensar la cantidad de cosas que nos quedan por inventar en enoturismo.
(C) Alicia Estrada. 2009
Muchas gracias a Carlos Serra de www.rutasdelaceite.com! Me ha dado la referencia del proyecto del que hablábamos con Ferrán Adríà. Se trata de Cal Celdoni. No la página web no funciona en este apartado pero en la página de Vinohispania http://www.vinohispania.com/Noticia.aspx?noticia=45671 he podido encontrar una referencia.
ResponderEliminarComo los amigos del vino, casi siempre lo somos también del aceite, os invito a dedicarle unos minutos a la página de Rutas del Aceite o a su blog http://rutasdelaceite.blogspot.com.
Una carrera dura la del oleoturismo, pero llena de retos y descubrimientos.